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Una noche cualquiera, un sitio cualquiera

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Bueno, otro día más. Creo que cada vez queda menos para que nos encuentren, hay algo dentro de mí que lo dice, que me hace creer que va a ser así, que en breve aparecerán a buscarnos. No sé cuánto tiempo ha pasado, he perdido la cuenta y la noción de los días, son casi todos iguales, pero ya deben haberse dado cuenta de nuestra desaparición, seguro que ya han enviado grupos de rescate a buscarnos.

Tienes mala cara, ¿te encuentras bien? Sí supongo que la situación no es como para tener buena cara. ¿Quieres un poco de agua? Es buena, agua dulce de nuevo. Hoy mientras estaba explorando, he encontrado un arroyo, la verdad es que está un poco lejos de aquí, por eso he tardado tanto en volver. ¿Que cómo he conseguido traerla? Ufff, eso ha sido lo más complicado, porque claro no llevaba ningún cacharro donde poder llevarla, así que me he deprimido un poco, además estaba ya muy cansado, he debido estar andando unas tres horas.

Sí, ya sé que no es mucho para mí, pero ten en cuenta que casi no hemos comido en estos días y que estamos poco hidratados, el agua de mar y la orina no es precisamente lo mejor. En estos momentos es cuando uno se da cuenta de lo poco que valoramos las cosas que tenemos, pensamos que es natural que estén ahí, que siempre estarán, no le das importancia. Tienen que pasar situaciones como estas para que lo eches de menos.

Está claro, yo también daría lo que fuese por una ducha o un vaso de agua. Quien nos lo iba a decir, que en un momento estamos tomando unas copas de champan y al siguiente estamos orinando en un coco, para tener algo que beber. La verdad es que es una suerte que me animases a hacer aquel curso de supervivencia extrema, no creo que sólo con lo que aprendí viendo los videos de Bear Grylls hubiésemos podido resistir demasiado, menudo flipado es el tipo, ¡en una situación como ésta me gustaría verle!

Ah, sí, que me he desviado de lo que te contaba. Pues nada me he tenido que tumbar a descansar, he de reconocer que me he quedado dormido. Cuando me he despertado he visto que cerca había un árbol que da una fruta de un tamaño bastante grande, así he cogido un par, los he abierto con una piedra, los he limpiado por dentro, y los he llenado con agua. Creo que si la racionamos bien nos puede durar para un par de días, así podemos ir pensando en cómo hacer para traer más cantidad.

Sí, sí, los he limpiado bien por dentro y no los he probado, yo tampoco me fio de que no sean venenosos, a saber.

También he pensado en que podíamos trasladarnos hacia esa zona, tendríamos agua, comida e incluso creo que hay alguna cueva cerca, sería cuestión de explorar un poco más, así estaríamos más protegidos. Pero lo malo, es que está muy alejada de la costa y si vienen a rescatarnos no los veremos, y veo difícil que si no les hacemos algún tipo de señal vengan hasta aquí motu proprio.

Tienes razón, podemos venir aquí todas las mañanas y por la noche dejar una señal, un fuego o algo así, algo que puedan ver desde un barco o un avión. La verdad es que es una buena idea, deberíamos haber hecho algún tipo de señal, no sé cómo no se me ha ocurrido antes.

Es curioso, cómo se puede llegar a perder la noción del tiempo, te das cuenta de que sale el sol y que se hace de noche, percibes que los días pasan, pero llega un momento en que no sabes cuantas veces a pasado. No sabes si eso que piensas que has hecho hoy, ha sido realmente hoy o fue ayer. No te planteas el mañana, mañana tan sólo es otra salida de sol y otra noche. Antes vivía agobiado por el mañana, en llegar pronto al trabajo, en las visitas que tenía que hacer, las citas que tenía que concretar, en si me daría tiempo a quedar con los amigos para tomar unas copas, en no llegar a casa demasiado cansado, en que hacer en vacaciones… Y ahora da lo mismo, porque mañana será igual que hoy o puede que fuese ayer.

¿A ti no te pasa? Bueno, siempre te lo tomaste todo de otra manera, en cierto modo vivías más al día, sin preocuparte por lo que pasaría al día siguiente, sin planificarte demasiado. Quizás es una mejor manera de tomarse la vida, a ti al menos no te han diagnosticado hipertensión, ni has tenido un par de amagos de infarto. Pero yo es que soy incapaz de vivir sin planificar lo que voy a hacer, demasiado trabajo, demasiadas responsabilidades y demasiados amigos. Pero claro, estando aquí me he dado cuenta de que muchas de esas cosas que pensaba eran importantes o imprescindibles al final no lo son tanto, creo que mis prioridades han estado equivocadas durante mucho tiempo y que realmente la mayor parte de mis amigos no lo son tanto y que he dejado gente de lado que no lo merecía.

No, no creo, aunque ahora piense estas cosas, en el fondo creo que cuando nos rescaten y saquen de aquí, cuando vuelva a mí vida y todo sea como antes, pues volveré a ser y hacer las mismas cosas de antes. Esto sólo es una etapa, un momento que pasará pronto y al fin y al cabo los hombres somos animales de costumbres. En definitiva, todo volverá a ser igual y esto con el tiempo lo olvidaremos.

Por cierto, ¿cómo tienes la herida? La verdad es que está cogiendo un color feo, ¿no te duele?, la verdad es que huele fatal y empieza a tener un tono verdoso preocupante. Jodida araña, hay que andarse con mucho cuidado de donde te apoyas, donde te sientas… la verdad es que estoy harto, cansado de tener que estar pendiente de todo, cansado de la lluvia incesante, del sol abrasador, del frío de la noche, de tener que buscar agua, de comer cocos, de intentar pescar algo. No sé cuánto tiempo voy a poder seguir así sin volverme loco.

Tienes razón, lo siento no tengo que ser tan negativo, pero no puedo evitar que a veces me supere la situación. Además, hoy hace una noche preciosa, está despejado, con suerte no lloverá, además hace calor, lo mismo hasta podremos dormir toda la noche del tirón.

Por cierto hablando de comida, ¿no tienes hambre? Voy a ver que nos queda. Mmmmm, la verdad es que no nos queda de nada, ni cocos, ni pescado, ni nada. Bueno, sé que no te va a gustar, pero necesitamos comer.

***

Tiempo después, un tiempo indefinido después, a lo lejos se avista una embarcación, pero fijando un poco la vista uno se puede dar cuenta de que se aleja. ¿Una ocasión perdida tras tanto tiempo de espera? De improvisto, el barco da un giro y se acerca lentamente, al son de las olas hacia la playa. ¿Por fin el rescate tanto tiempo esperado y con ansias anhelado?

Se puede ver cómo a menos de una milla de la orilla, el barco se para, y cómo unas figuras desdibujadas por la distancia se mueven afanosamente por la cubierta, mientras preparan una lancha, en la cual comienzan a cargar bultos y en la que acabarán subiéndose unos cuantos. El resto se quedan en cubierta esperando.

La lancha se acerca lentamente hacia la orilla, o quizás sea rápidamente, pero la ansiedad hace que la velocidad parezca menor. ¡Por fin llega a la orilla! De ella bajan cuatro personas, las cuales miran a su alrededor. Su cara de asco, miedo y terror no tiene parangón. Uno de ellos, el más joven quizás, cae de rodillas y comienza a vomitar descontroladamente.

—Por la ropa que llevan, podrían ser ellos, pero no lo puedo asegurar —dice uno de ellos y calla.

—Creo que lo mejor que podemos hacer es irnos y dejarlos aquí, decir que no los hemos que no los hemos encontrado. Nunca nadie deberá saber qué es lo que ha pasado en esta playa, el prestigio de la Regata quedaría seriamente dañado y la imagen de ellos quedaría devastada. Es mejor callar, ocultar y mentir.

—Vámonos, no puedo seguir soportando por mucho tiempo esta imagen, creo que no podré volver a dormir bien, quizás en lo que me queda de vida.

—Que Dios se apiade de ellos y los acoja en su seno.

Veo como recogen al chico más joven, se suben en la lancha y desaparecen en el horizonte. No puedo decir ni hacer nada el tiempo que han estado en la playa, estoy demasiado débil, llevo días sin comer, ni beber, los músculos ya no me responden. Sólo me queda esperar la muerte.

***

Años después apareció un artículo en uno de los periódicos sensacionalistas más importantes y reputados del mundo, titulado Los 7 de la Vendeé Globe. En él se relataba cómo en una de sus ediciones uno de los barcos perdió el rumbo y desapareció y cómo se hicieron infructuosos esfuerzos por encontrarlo, los cuales oficialmente no dieron ningún resultado. Según la organización debió naufragar y hundirse en algún punto del océano porque, aunque se busco por cada isla y atolón de la ruta, e incluso se amplió en cien millas el margen de la misma jamás se encontró.

Según el artículo, la versión oficial es mentira, puesto que sí se les encontró. Según una fuente presencial con la que cuentan para hacer tal aseveración, se dio con ellos dos o tres meses después. Encontraron a los siete, de cinco de ellos encontraron cuerpos prácticamente sin carne, puros esqueletos a excepción de las cabezas, que permanecía intactas. Otro de ellos estaba prácticamente desmembrado y también le faltaba la mayor parte de la carne. Su cabeza se encontraba junto al último de ellos, el cual estaba completamente entero, con lo que parecía sangre reseca por todo su cuerpo y lo que parecía un antebrazo en una de sus manos, muy cerca de su boca, y tenía los ojos muy abiertos.

Nunca se sabrá que pasó realmente con ellos.

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Comentarios

  1. Juan Sanmartin dice:

    Una historia realmente espeluznante, de esas con las que se te encoje el ombligo. Si, como se sugiere, se trata de un posible hecho real, entonces ya la sensación de horror es completa. «El horror», que diría Kurtz en corazón de las tinieblas, y del que tanto sabemos los humanos. Impactante y muy eficazmente escrita.

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