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Frogman & Mr. Tank

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Tenían todo en contra y nada a su favor, los dos habían pasado sus vidas en una instalada mediocridad, nada les motivaba, salvo su deber o como ellos lo llamaban, su pequeño granito de arena. Lejos quedaban los tiempos en que los superhéroes campaban a sus anchas por los USA resolviendo entuertos, ya sólo quedaban ellos dos frente al mundo, frente al mundo de los supervillanos.

El Conde Sokor y su pandilla de descerebrados compañeros de fechorías habían tomado el poder hacía meses y por un azar del destino, ahora, ellos y los malos tendrían que verse las caras en ese búnker maloliente del desierto de Nevada.

Todo cuanto tenían eran sus poderes, la suerte y esa especie de vida inacabada y aburrida que siempre los perseguía a todos los sitios por donde pasaran.

Berny era un chico de Ohio, discreto, sin problemas, demasiado callado para un granjero y demasiado tranquilo para los viernes por la noche en los bares de carretera que frecuentaba.

Con veinte años su coche chocó contra un camión cisterna que transportaba champú Vidal Sasun, dos meses después y tras salir del coma, sus sentidos estaban agudizados al máximo, podía sentir muy por encima de los demás, podía ver, oír y sentir mas que cualquiera que conocía, claro que todo tenia sus inconvenientes y por eso siempre llevaba su traje de neopreno y una máscara. Cualquier brisa que tocara su piel era como una tortura de sensaciones que le hacían volverse loco.

Durante un tiempo que le pareció una eternidad se supo diferente, pero especial, con el miedo al rechazo de la gente y con las ganas de un adolescente a ser aceptado, los tres primeros años sus cosechas fueron las mas productivas del estado, sentía la sequía cuando llegaba, las lluvias que iban a caer el martes próximo y si las semillas eran los bastante húmedas y fértiles para crecer como deberían, en poco tiempo el dinero conseguido le hicieron ser un potentado en el medio este, sin ser multimillonario pero teniendo una bagaje monetario importante y que le deban una estabilidad como nunca hubiese imaginado, ayudando con su dinero a las causas que siempre había querido seguir, a los débiles, a los desamparados y la gente sin hogar.

Sin embargo no poseía una verdadero poder que le hiciera un buen contrincante frente a un supervillano, tenia que encontrar un compañero, que le ayudara con algún poder mucho mas salvaje y violento que los suyos, sólo así podría poner todos sus sentidos en beneficio de la ciudadanía.

Después de muchos contactos, conoció a Derek, su futuro socio, grande, cabeza cuadrada y ojos de pocos amigos, pero bueno en el fondo y sobre todo sincero, muy sincero.

Con quince años medía un metro veinte, así que sus padres dieron el consentimiento a los médicos para probar unas inyecciones de hormonas del crecimiento, para su suerte, estas estaban caducadas, hormonas rusas de los años setenta, dijeron ellos, veneno, dijo su madre.

El cambio fue brutal y rápido, dos metros de estatura y ciento cincuenta kilos de peso bruto, venas de acero y piel gruesa como la de un elefante. Fue retirado por el gobierno del colegio por miedo a que hiriera a alguien de su entorno, criado en una granja a las afueras de Washington por una agencia secreta durante algunos años.

Hasta ahí todo correcto, una carrera modelo dentro de la agencia, soldado de élite y guarda espaldas impecable, solo que la fuerza sin control es peligrosa y pronto se dieron cuenta que todo su poder sin control era una arma en sí misma y entonces empezaron los ataques de pánico, sus consecuencias…siete soldados en el hospital, dos de ellos en coma, un bar de la base militar arrasado hasta los cimientos y una indemnización del gobierno al dueño por valor de dos millones de dólares.

La respuesta de sus superiores fue drástica, una inyección cada ocho horas de una mezcla de drogas que le dejaban en un estado más controlable, más humano, más esclavo.

Cómo había salido del ejército y porque estaba en ese burdel de Miami era otra historia, pero allí estaba y ahora le escuchaba sin pestañear a su insolente petición.

—Quiero que me ayudes a atrapar supervillanos.

Había pensado mucho sobre ello, todas las posibles respuestas a sus preguntas, los gestos que le harían cambiar de opinión en el caso de que le pusiera objeciones, pero nunca había estado preparado para su respuesta.

—Ok hombre rana, ¿cuándo empezamos?

Y así empezó su carrera como superhéroes, Frogman & Mr. Tank, nombre que les acuñó un periodista metomentodo del Street City Journal. Al principio sus indumentarias provocaban cuando menos sonrisas forzadas, uno de neopreno y el otro en chándal, por que Mr. Tank decía que las demás ropas le apretaban los músculos y eso le enfadaba, pues nada, ropa que no te enfade, le dijo Berny, hay que estar cómodo para acabar con los malos, tú a lo tuyo.

Frogman escuchaba las conversaciones a kilómetros de los malhechores, lo comentaba con Derek en el bar de la esquina, se terminaban la cerveza y diez minutos después y unos cuantos huesos rotos, los malos acababan con sus maltrechos cuerpos en la comisaría más cercana de Cleveland, porque ahí tenían su cuartel general, en una fábrica abandonada donde Frogman había creado, con su dinero, un loft modestito pero agradable, con los medios tecnológicos a la última moda y conexiones con todos los departamentos de policía del estado.

—¿Te gusta el maíz? Tengo una granja donde las mazorcas crecen como un antebrazo y sus granos son grandes como bellotas, su sabor, !ay su sabor! Increíble, saben como sabrían las ambrosías de los dioses si existieran, ¿sabes cuál es el secreto? Muy fácil: agua en abundancia en los meses críticos, con el sol a su temperatura exacta, un poco de viento que acaricie el maíz y las manos expertas de los agricultores, que con cariño miman una por una toda la producción, tengo los mejores agricultores del mundo, ¿sabes por qué? Porque aman su trabajo, la tierra y las semillas que plantan con delicadeza en el suelo. Me encanta el maíz, ¿sabes?, no sé si me gusta más su color, su forma o su sabor, quizá sea la mezcla perfecta de las tres lo que sublima el paladar de mis clientes, Mr. Tank, ¿te gusta el maíz?

—No.

—¿Pero es un «no» a su sabor? ¿O es un «no» a los productos de la tierra en general? Sé que te encantan los filetes de vaca en su punto, pero ¿no estarían buenísimos acompañados de un poco maíz recién cocido? Claro que también un poco de maíz crudo, crujiente y recién recogido de la huerta es como mejor puedes paladear su magnífico sabor, ¿qué opinas sobre ello, crudo o cocido?

—Filete crudo.

—Si, ya sé que te gusta el filete crudo, ¿pero te imaginas acompañarlo de una buena porción de maíz o simplemente la mazorca puesta delante de ti, llamándote y clamando para te la comas con fruición?

—Filete crudo, solo.

Frogman estaba cansado, demasiadas horas en ese búnker le estaba empezando a poner nervioso, ya se habían desecho de cuatro de los seguidores del Conde Sokor y todavía faltaban otros cuatro y el susodicho, aquello no era bueno y lo sabía.

Se quitó lentamente un guante  y posó su mano en el frío suelo de la estancia, un multicolor abanico de sensaciones le inundaron y supo que enseguida se marearía sin remedio, tenia que concentrarse en las vibraciones, sólo en eso, sus ojos cerrados fuertemente por dolor, porque sin su protección de neopreno, su piel sólo sentía eso, dolor, gracias a la concentración más profunda podía discernir entre unas cosas u otras y ahora necesitaba sentir las vibraciones, poco a poco, sin prisas.

Podía sentir los latidos de siete personas en el suelo, retumbando sin compasión, unas más lentas que otras, unas más fuertes que otras, ahora tenía que separarlas entre sus corazones y los corazones de los otros, así sería más fácil descubrir dónde andaban y que hacían, un poco más y lo lograría, un poco a las derecha, un poco más a la izquierda, abrió sus fosas nasales al máximo y se hinchó como una vela a punto de romperse, millones de olores mezclados, putrefactos, vivos, malolientes, frescos y rancios, todos a la vez y ninguno que sobresaliera, se concentrá aún más, tenía que oler su sudor, el olor de la muerte, de la soledad, del pánico, de la soberbia, de la injusticia, un poco más y todo sería más fácil, un poco más y los puños de Mr. Tank los destrozarían sin contemplaciones.

Sus oídos se encresparon con el esfuerzo, un sonido quieto, un suave susurro era lo que necesitaba, un miserable tono imperceptible para poder descubrir un poco más de sus enemigos, quitando lo superfluo de lo interesante, chirridos, ratas y cañerías, el viento ululando entre las grietas de dos pisos más arriba, sólo tenía que, de nuevo, separar la paja del heno y el trabajo estaría hecho.

Como con el maíz, la perfección era la mezcla de sus sentidos, intuía que la información que podía manejar su cerebro también era superior y así, con todos los datos se sentía ganador, o al menos no un perdedor, con una oportunidad de arreglar las cosas, para eso existían, para eso creía que estaban allí.

—Mr. Tank, están en la tercera habitación a la derecha al fondo del piso de arriba, sentados y hablando, se proponen venir en breve por el conducto del aire acondicionado, mientras el Conde nos gritará que salgamos y no seamos cobardes, lo de siempre.

—Vamos a por ellos —contestó su compañero poniéndose en guardia.

Llegaron andando hasta las escaleras del fondo del piso y siguieron subiéndolas incluso sabiendo que ellos seguían arriba sin conocer su destino, creyéndose los ganadores sin haberse visto las caras, habían encontrado los cuerpos de sus cuatro socios destrozados en las paredes de una pequeña habitación. Cuando Mr. Tank se enfadaba, nada salía ileso y todos gritaban, ese día no había tomado su dosis y estaba realmente alterado, sólo su compañero y sus palabras tranquilas lo podían relajar un poco, sólo un poco, pero lo suficiente para no sucumbir a la locura de la rabia destructiva que a veces lo consumía.

Mr. Tank abrió la puerta de una patada, que salio despedida con tanta fuerza que aplastó a Hipomen sin poder dejarle abrir su boca para utilizar su poder, la onda sonora de su hipo que dejaba sin sentido a la gente, incluso podía matar con ello, más de treinta personas habían sido victimas de este tipo maligno sin cordura.

Enseguida, GammaC, KaosAD y Síntesis arremetieron contra él sin piedad. Gracias a las indicaciones de Frogman, que siempre iba detrás de él, podía esquivar los mortíferos rayos que salían disparados de los ojos de GammaC. La pared detrás suya cayó fundida como si fuera mantequilla, KaosAD aprovecho el momento para golpear sin compasión las piernas de Frogman, que cayó de bruces al suelo y justo cuando Síntesis acercaba sus manos para disolver su cara, Derek estalló con un grito de ira recién nacida del infierno para golpear con su enorme puño en la cabeza del pobrecito hombre que se escondía dentro del traje verde de Síntesis, un mar de sangre y cerebro salpicó sobre su cara, uno menos.

Frogman amartilló su UZI doble y escupió las balas en todas direcciones, hiriendo en un costado a KaosAD, que intentó defenderse moviendo alternativamente brazos y piernas, esquivando y parando todas las balas con su armadura de acero reforzado, Mr. Tank era lento, pero cuando llegaba a su destino, era como un tren descarrilado lleno de toneladas de acero, así que haciendo honor a su sobrenombre se llevo por delante a KaosAD aplastándolo contra la pared del fondo, siguió intentado defenderse pero con un par de estirones, sus brazos fueron arrancados y tirados hacia un oscuro rincón solitario.

GammaC se reincorporó a la lucha enfocando sus rayos hacia la espalda de Mr. Tank, hiriéndolo en un hombro gracias al aviso de Frogman, si no, su columna estaría ahora derritiéndose en el frío y sucio suelo del lugar.

Frogman se quitó los dos guantes y rápido como un rayo tocó con una mano a GammaC y con la otra tocó a Mr. Tank.

Toda la rabia, el sufrimiento, la fuerza, la potencia sin control, la mezcla de ira irracional de la mente de su amigo paso como una corriente eléctrica por su cuerpo hasta llegar a su enemigo, descargando con toda su fuerzas esos sentimientos, como un bisturí caliente corta una manzana, el alma y el cuerpo de GammaC fue destruido en segundos, sus ojos estallaron en mil pedazos y de su piel salían finos hilos de humo y un olor a carne quemada y putrefacta que adivinaba una muerte muy dolorosa.

Todo acabó como empezó, rápido y de manera sucia, las piernas de Frogman estaban desolladas por varios sitios y la sangre ya empapaba el suelo, pero no era grave, ya podía sentir como sus plaquetas corrían hacia las heridas abiertas y como un murmullo de satisfacción recorría su cuerpo, ahora inundado de adrenalina, como una sinfonía de Beethoven su cuerpo hacía lo que tenía que hacer.

En el hombro de Mr. Tank un agujero que podía caber la mano de su amigo no adivinaba nada bueno, la herida se había cauterizado sola y no se tendría que preocupar de una indigesta sangría, pero habría que arreglarlo de algún modo, para eso estaba el dinero de Frogman, nada sería caro para curar a su compañero.

El Conde Sokor, como siempre, había desaparecido, sabía de su derrota y se había retirado en el tumulto de sangre y vísceras que había presenciado, para volver a atacar cuando menos se lo esperaban en un futuro que esperaban no fuera muy lejano, todo sería más aburrido, si el último de los supervillanos moría.

Y eso era una cosa que ambos sabían.

—Amigo, vámonos, nuestro trabajo aquí ha acabado, tenemos que curarnos y descansar en casa y quizás lleguemos a tiempo para ver alguna película en el canal de pago, ¿qué te parece?

—Me apetece un poco de maíz.

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Comentarios

  1. marcosblue dice:

    El superpoder de Frogman («Frogman», tío, tienes que ir superando ya lo de Barrio Sésamo) es el que más me ha gustado de todos los relatos, a la espera de que me lea el de Fran, su «súper-sensibilidad» es fascinante. Me he quedado con ganas de asistir a un enfrentamiento directo con el Conde Sokor, a ver si un día, por entretenerte, nos lo regalas. Lo del maíz… inaudito, genial, qué momentazo, muchacho!

  2. princesseenlaobscurite dice:

    Maíz con el no filete… ¡qué combinación más buena!
    Qué decir de Mr. Tank y el Sr. Frogman… ¡Simplemente Genial!

  3. SonderK dice:

    Grazie mille, picola donna 😀

  4. levast dice:

    Frogman for President!!!!!

  5. laquintaelementa dice:

    Eres lo puto más, que dicen unos conocidos en el facebook. Por favor, queremos más aventuras de Frogman y Mr. Tank contra el Conde Sokor!! 😈

  6. levast dice:

    El relato-comic por antonomasia de esta edición se llevó las siguientes menciones.
    – Mejor héroe: Frogman. El más carismático, tiene unos poderes más que imaginativos y unos diálogos y escenas geniales.
    – Mejor página doble: díficil elegir algo así como el momento más delirante o sorprendente de los relatos. La escena que en un comic podría ser un poster o una página doble impactante, un momento WTF en definitiva. Aunque sea un dialogo, el momento más genial es en el que Frogman explica sus «poderes agrícolas». WTF!

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