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El retorno

por

En capítulos anteriores…

Desde lo que queda de la torre de control de la ya inexistente base aérea, mira hacia el horizonte donde ya no queda nada: todo ha sido arrasado. El mundo está plagado de Ofiucos, Osobucos y seguidores del Gran Lagartiano, que no les han puesto las cosas nada fáciles. Los ojos de Keith puestos en ella mientras su voz retumba en su cabeza: Tía, has de ir a Marina D’Or y allí, en el estanque de los pomelos, dejar la naranja de la Huerta Valenciana. Con ello se abrirán las puertas de la última nave de los andromedanos que queda. Partirá en dos días, así que: ¡CORRE, INSENSATA!

22 de septiembre, destructor imperial de la Fuerza Andromedena, comedor de oficiales, 11:00 a.m.

El comedor de oficiales y suboficiales está al completo, se ha convocado una reunión extraordinaria.

—Se lo tenemos que decir, ¿pero cómo? No me atrevo, puede reaccionar de cualquier manera. ¿Algún voluntario?

El teniente mira a su alrededor y sólo vislumbra cabezas gachas o miradas que se pierden en el horizonte de las paredes metálicas de la sala o caras cariacontecidas.

—Teniente, nadie tiene las suficientes agallas para darle una noticia de semejante calibre. Señor, con todos mis respetos, usted es quien ostenta el mayor rango, luego debería ser usted.

—Sargento, si vuelve a abrir la boca para algo que no sea ofrecerse voluntario, le mando al calabozo hasta que de usted no quede ni el recuerdo.

—Pues casi que lo prefiero a darle la noticia, la verdad —farfulla el sargento.

El teniente vuelve a mirar a su alrededor, pero no sirve de nada, nadie se ofrece voluntario. Tienen miedo, terror casi, se puede ver en sus ojos.

—Esto no puede seguir así, ¿somos soldados o una panda de nenazas?

—Nenazas, señor, nenazas —dice la tropa al unísono.

—Cobardes… aunque algo de razón llevais. En fin si no hay voluntarios, nos lo jugamos a los chinos.

Destructor imperial, puente de mando, 11:23 a.m.

Reina un ambiente tranquilo, los pocos hombres que se encuentran en sus puestos están nerviosos a pesar de que de fondo suena la melodía de Sonata para piano D. 960 part 1-1 de Franz Schubert. La comandante, en su sillón de mando, tamborilea sus dedos de manicura perfecta al ritmo de la partitura.

—Señor, creo que ha recibido una notificación a través de su trasmisor personal —comenta al comandante su segundo.

—Cierto Kirk, menos mal que estás a todo.

Destructor imperial, comedor de oficiales, 11:18 a.m.

—¿Y por qué no le mandamos un mensaje a su nuevo transmisor? No se separa de él. De esta manera ninguno seremos el portador de la noticia y nos libraremos de su mala leche —comenta el sargento chusquero.

—Dioses, tienes toda la razón. Y yo que pensaba que eras tonto. Uhura, mándale el mensaje al transmisor. McCoy y Chapel, estad preparados por si le da un síncope. Vamos, vamos, moveos.

Destructor imperial, puente de mando, 11:26 a.m.

La comandante coge su nuevo transmisor. Este tiene forma de barra de labios, es un regalo del diseñador Paco Rabanne que tras ser denostado en su época como humano en la Tierra por pronosticar el fin del mundo en el año 2000, ha sido encumbrado a lo más alto de la gloria de la Confederación Galáctica, por haber creído siempre en ellos, y por sus patrones futuristas, que ahora son considerados «Lo más» entre los vips de la Confederación.

Así pues, abre el transmisor para poder leer el mensaje recibido. Dioses, le están temblando las piernas, que por cierto son perfectas y bien torneadas, piensa Kirk. Se acabó la tranqulidad.

Todos están pendientes, ven cómo poco a poco su espectacular cutis pasa de un delicioso tostado a un amarillo enfermizo, de ahí a una lividez casi mortal, que con velocidad pasmosa cambia a verde para acabar en un rojo furia.

—NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.

Destructor imperial, comedor de oficiales, 11:27 a.m.

—Ya lo ha leído, ¡madre la que nos espera! —dice el alférez Ackbar.

—Todos a sus puestos, deprisa.

Destructor imperial, puente de mando, 11:36 a.m.

La comandante se encuentra caída de rodillas, mesándose los cabellos, con todo su cuerpo pasto de las convulsiones y escorzos más imposibles que ojos humanos o extraterrestres hayan podido ver. La cara de Kirk denota que no entiende cómo no se ha partido las rodillas después de caer de unos Louboutin de 15 centímetros. Increíble, piensa.

McCoy y Chapel se acercan presurosos para intentar atenderla, pero son apartados furiosamente. Poco a poco se tranquiliza y se vuelve a alzar sobre sus tacones, cual Escarlata O´hara al llegar a Tara. Increíble que no se le haya corrido el rimmel, vuelve a pensar Kirk, le tengo que preguntar cuál usa.

—¡Oh, malditos!, traidores todos, cobardes, seguro que todos lo sabíais… Y no habéis sido capaces de decírmelo. Cobardes, babosas, os haré a todos un consejo de guerra, esto no os lo perdono —dicho lo cual, con el glamour y saber estar que la caracterizan, da un giro de ciento ochenta grados y sale a grandes pero femeninas zancadas del puente de mando.

En el suelo ha quedado su transmisor en forma de barra de labios. En él se puede leer una y otra vez el mensaje que ha provocado la hecatombe: «Hoy, en un comunicado oficial, la banda R.E.M ha anunciado su separación. A pesar de ello Mike Mills y Peter Buck mantendrán la gira mundial prevista, siendo su nuevo cantante Bono, ex miembro de U2. El último concierto programado con Michael Stipe será el 2 de octubre en Torremolinos».

Destructor imperial, habitación de la comandante, 11:45 a.m.

Chi Chi Fu, comandante del destructor imperial de las fuerzas de la Confederación Galáctica, se encuentra despanzurrada en su cama, presa del dolor, hecha un mar de lágrimas, mientras escucha una y otra vez Every Body Hurts, canción plastosa y lacrimógena donde las haya. No puede soportarlo, es demasiada carga para ella, R.E.M no se puede separar ¿cómo pueden hacerle eso?, ¿es que no tienen corazón?

—Bueno, bueno, no dramaticemos, no es para tanto, aún tengo la oportunidad de oírles por última vez en Torremolinos. Y si lo organizamos bien podemos quitarnos a Bono de en medio, que parezca un accidente, mejor separados que con eso cantando

La canción ha cambiado, ahora suena What’s the Frecuency, Kennet? Comienza a animarse mientras comienza a pensar en un plan. De repente se mira las uñas.

—Ahhhhhh.

Se ha dado cuenta que una de sus impecables uñas se ha descascarillado saltándose la laca. Rauda y veloz se dirige hacia su tocador, se sienta y busca el pintauñas, Rouge de YSL, su favorito.

—Oh.

Tras ese simple sonido cae desmallada, sobre la mullida alfombra de piel de oso polar (artificial, por supuesto). Se ha dado cuenta de que no le queda ni una gota de Rouge justo en el momento en el que por algún extraño motivo la música ha cambiado y ahora suena Personal Jesus de Depeche Mode y eso es más de lo que puede soportar.

Destructor imperial, habitación de la comandante, 9:00 p,m.

Chi Chi Fu acaba de despertar y como siempre le suele pasar cuando se encuentra en apuros, se le ha aparecido en sueños su gurú espiritual, el Gran Hulahop —que era un hawaiano que tocaba el ukelele en un grupo de música tradicional, que se llegó a conocer que era un enviado la Confederación Galáctica que través de sus canciones intentaba alertar a la humanidad del peligro que corría, y al que obviamente no hicieron caso—, y como siempre al despertar recuerda el mensaje que este le ha dado: «A la Torremolinos has de ir, para el último concierto de Michael oír, ulalah, ulalah, afortunadamente Depeche Mode no tocará y a Bono has de parar ulalah, ulalah para que la humanidad viva en paz, ulalah, ulalah, la Gaga al acecho está y el Vegas es su Secuaz».

—Como siempre, no entiendo nada. ¿Por qué no podrá ser más claro? En fin, es lo que hay.

Así pues, se dirige presta a su ropero. Le lleva un rato, porque la pierden un poco los trapitos… y los bolsos, y los zapatos, y los sombreros… tiene cantidades ingentes de ellos, para luego ir siempre con el uniforme.

Por fin, pasado un rato —largo ya que se va entreteniendo poniendo cara de sorpresa por las cosas que tiene y de las cuales no se acordaba—, encuentra su mochila de lino ecológico. Ay, qué recuerdos me trae. Vuelca su contenido sobre la alfombra: patines, sí; medias de algodón ecológico, sí; iPhone 15 de 8GB y batería inagotable última generación —bueno ya no tan última—, sí; palo de hockey Leñoso, Largo y Peligroso, sí; agujas de acupuntura, sí; estola en forma de hurón supersuavecito para que no la pique, sí. Bien, parece que está todo, así que en marcha.

Y mientras suena Supernatural Superseriusly, se encamina hacia el puente de mando. Nada, ni nadie, podrán detener a Chi Chi Fu, en su nueva misión.

Destructor imperial, puente de mando, 11:30 p.m.

Chi Chi Fu entra como una exhalación en el puente de mando. En su cara se denota la determinación de la decisión tomada, nada podrá detenerla y por supuesto ninguno se atreverá a contradecirla.

—Chewe, prepárate para teletransportarme a la Tierra, a Torremolinos. Hazme el favor de afinar, que nos conocemos.

—Aaaa guhaaaarrrruhaaaarrrrrnnn uhnnnn nnn uhnhhAAAAAAAAaaa rrrrrrrrrrrrrnnnnnnnnnnhhhh, HHHurrRRRRRRRRnhhhh. UUUHHHGGG-rrrr! UUUHHHGGG-rrrrRRR! UUUHHHGGG-rrrrRRR! HHHurrRRRRRRRRnhhhh. AAAAAAAAaaa rrrrrrrrrrrrrnnnnnnnnnnhhhh.

—Cierra el pico y haz lo que te he dicho. Y sí, deberías recortarte la melena, que menudos pelos me llevas. Y que sepas que las trenzas están demodé. Kirk, mientras esté fuera quedas al mando de la nave… como la líes te crujo.

—Pero señor, tendrá que informar al almirantazgo de que se va…

—Como alguno se entere de que me he ido… te arranco el pellejo.

—OK.

—Chewe, teletranspórtame.

La Tierra, en algún momento p.m.

—¿Por qué si le he dicho que Torremolinos estoy en Benalmádena? ¡Si ni siquiera tiene playa! ¡Estoy rodeada de inútiles! ¡Y encima como siempre estoy muerta de hambre!

Cabreada como una mona, se pone en marcha buscando algún sitio donde comer. Ya no queda mucho de la Tierra tal y como la conocimos, tras la invasión de reptilianos y ofiucos, las ciudades, pueblos y aldeas han sido arrasados en su mayor parte. Tan sólo aquellos que han colaborado han conseguido salvar la vida.

—Hmmmm —Chi Chi Fu arruga su naricilla (retocada por el cirujano de la Duquesa de Alba, y la Preisler, sin trabajo desde que estas se fueron en un transbordador espacial al planeta VIP… completamente estiradas, eso sí) olfateando el ambiente—, huele a pollo tandorii, ¡madre, estoy salivando!

Guiándose por su olfato, llega hasta la puerta de una casa baja, que curiosamente tiene la fachada pintada de vivos y alegres colorines.

—¿Hola? —dice llamando a la puerta—, ¿hay alguien?

De repente la puerta se abre y ante ella aparece Abumarayan Pan, el coreógrafo y cocinero indio con pantaloncillos de seda fucsia, vecino y alumno del Maestro Yao en ChongKing. Qué tiempos aquellos, piensa Chi Chi Fu.

—Chi Chi Fu.

—Abumarayan Pan.

Ambos se abrazan y comienzan a dar saltitos histéricos en círculo.

—Por Brahma, ¿qué haces tú aquí? ¡Ay, perdona! Pasa, pasa a mi humilde morada. Pensé que habías muerto o algo peor. El maestro Yao me contó, un día que pasé por su puesto de pollos asados que Tsuka había ido a buscarte, pero que volvió sola y no quiso contar nada de lo que había pasado. Y todos pensamos que habrías muerto o sido capturada.

—No, nada de eso, como puedes comprobar.

Chi Chi Fu, ante un gran plato de pollo tandori y arroz con especias, le relata a Abumarayan Pan todo lo que ha vivido desde la última vez que se vieron y el porqué de su vuelta a la Tierra.

—Sí, algo he oído sobre eso… ¿Bono cantante de R.E.M? Eso es una aberración, tanto como el ir siempre vestido de negro, ¡gentuza! Pero creo que puedo ayudarte respecto al significado de mensaje que te transmitió el Gran Hulahop. Habrás de prometerme que no me harás preguntas de dónde o cómo he conseguido la información.

—Te lo juro por Domenico Dolce y Stefano Gabbana.

—Verás, parece ser que hay una confabulación judeo-masónica de illuminati de nivel 33, para que no toquen en el concierto y lo hagan unos de los suyos, ya que a través de sus canciones controlan las mentes y conducen a quienes las oyen al suicidio. Están planeando una masacre cercana al genocidio. Para conseguirlo, van a tratar de secuestrar a los técnicos de sonido para que no puedan tocar y cuando el público esté protestando presentarán a los suyos como alternativa.

—¿Y quiénes son los sustitutos?

—Tienen previsto que sean Justin Biber y Héroes del Silencio.

—¡Oh, dioses! La gente se cortará las venas a bocaos. ¡Están perdidos!

—Y no te he dicho lo peor. Para el ejecutar el secuestro van a utilizar a sus mejores hombres: Lady Gaga y Nacho Vegas.

—Pásame el ventolín, que acabo de dejar de respirar.

Presto Abumarayan Pan, saca de sus pantaloncillos de seda fucsia un inhalador.

—Lo sé querida, es una misión casi suicida. Verás —Abumarayan Pan saca de sus pantaloncillos de seda color fucsia, una libreta y un lápiz—, cuando llegues a Torremolinos, dirígete a esta dirección, allí encontrarás a alguien que podrá ayudarte a impedir la barbarie.

—Gracias, querido.

Así pues, Chi Chi Fu se dirige a la puerta, calzada con sus patines, con la estola en forma de hurón y las medias de algodón ecológicas puestas.

—Te echaré de menos. Cuídate.

—Y yo a ti. Ten cuidado el camino está lleno de peligros —contesta Abumarayan Pan.

Tras fundirse en un largo abrazo, se pone los cascos de su iPhone 15, ya no tan de última generación, en el que comienza a sonar Smells Like Teen Spirit. Y cogiendo a Leñoso, Largo y Peligroso, puesto que el camino está lleno de peligros para mujeres delicadas y vulnerables como ella, se pone en marcha,

La Tierra, Torremolinos, un par de horas p.m. después.

Nuestra heroína ha llegado a Torremolinos. Ha sido un trayecto dificultoso en el que ha tenido que utilizar alguna que otra vez a Leñoso, Largo y Peligroso, puesto que el trayecto estaba plagado de hombrecillos que no entienden la indiferencia y Chi Chi Fu no tenía ni tiempo ni ganas de hacer la Cobra.

Ha llegado a la dirección que le dio Abumarayan Pan.

—Mierda, me han roto las medias, habrá sido el bobo ese que se me tiró a las piernas para pararme. Si es que de verdad… ¡hombres!

En ese momento se abre la puerta de la casa, o mejor dicho casoplón.

—¡Oh, dios mio! —exclama. Desde que he llegado a la Tierra no gano para sorpresas me va a acabar dando un infarto que ya no estoy para tanto trajín, piensa.

—Buenos días, querida, pasa.

Chi Chi Fu no puede articular palabra, se encuentra ante un mito, perteneciente a una estirpe que se creía largo tiempo extinguida. Es conducida por largos pasillos hasta la biblioteca.

—Toma asiento, por favor.

—Pero, pero, eres… Sí, claro

—Sí, soy Paco, el Último Caballero Legionario. Llevo mucho tiempo esperando este momento, en el que vendrías a buscarme para la última misión y llevar por última vez la gloria a la Legión. Además estoy harto de comer fabada Litoral, que son las únicas conservas que pudimos acopiar antes del cataclismo.

—Pobre, estarás todo el tiempo hinchado, ¿no? Para eso va ideal el hinojo.

—Bien, bien, tengo un herbolario cerca, lo probaré

—Ah, no hace falta que vayas, yo llevo siempre un par de botes porque tengo las digestiones muy pesadas, y claro por esos universos de Dios, nunca se sabe qué te van a dar de comer.

—Está claro, está claro. Pues me harías un favor.

Chi Chi Fu, rebusca en su mochila de lino ecológico en busca del bote de hinojo y se lo pasa al Último Caballero Legionario.

—Bueno querida, veamos… ¿te has dado cuenta que llevas rotas las medias?

—Calla, calla, es que un tipo se tiró a mis piernas y al quitármelo de encima se enganchó con ellas, ¡tengo un disgusto!

—Tengo aguja e hilo, si quieres.

—Es que si no es ecológico me da no sé qué.

—Hmmm, creo que me queda un poco.

—Estupendo —palmea llena de alegría.

La Tierra, Torremolinos, un rato después con las medias ya arregladas p.m.

—Bien, como te comentó Abumarayan Pan, el plan illuminati es que todos los cientos de miles de asistentes al concierto acaben suicidándose en masa. Para eso se van a servir de Lady Gaga y Nacho Vegas, encargados de secuestrar a los técnicos de sonido. Por eso tendrás que llegar en el momento justo para que no lo consigan, ni antes ni después, porque si no otros están preparados para sustituirlos.

—Bien, no hay problema, puedo hacerlo. ¿Cuándo está previsto que comience el concierto? ¿Por cierto, que día es hoy? Porque tendremos que plantear una buena estrategia.

—No, no querida, creo que te equivocas, yo soy el novio de la Muerte, pero ya no estoy para esos trotes. Yo te esperaré aquí, con un platito de fabada y un té, para cuando regreses del concierto, el cual por cierto es dentro de una hora. Así que creo que deberías darte prisa.

—¿Queeeé?

—Sí, es 2 de octubre y tienes una hora. Te acompaño a la puerta y te digo cómo se llega. ¡Ah, qué cabeza la mía! Aquí tienes la entrada.

—Yo no puedo seguir así, con tantos disgustos, me va a dar un jamacuco. Lo hago por Michael.

La Tierra, Torremolinos, en el lugar del concierto 45 minutos p.m. antes de que comience.

Una vez en el lugar del concierto, se dirige rápidamente hacia la zona de sonido. Sólo quedan 45 minutos para que dé comienzo el concierto, no tiene tiempo que perder. Cuando abre la puerta, la escena que se encuentra hace que se le erice la hermosa y brillante cabellera: los técnicos de sonido se encuentran en un limbo de sopor o golpeándose la cabeza contra las paredes, debido a que Nacho Vegas les está cantando, para que así Lady Gaga pueda atarlos sin que ofrezcan resistencia. Chi Chi Fu se lamenta de no haber podido llevar a Leñoso, Largo y Peligroso, pero aun así…

—Missy, missy —dice dirigiendo sus dedos a la naricilla de su estola con forma de hurón el cual abre sus ojos y muestra sus mortales colmillos retráctiles de adamantium—: ¡MATAAAAA!

Toby, con la velocidad propia de un guepardo, se lanza contra la garganta de Nacho Vegas para que se calle. Se tomará su tiempo antes de acabar definitivamente con él, tiene ganas de jugar.

—Querida —dice Chi Chi Fu— tu tiempo ha acabado, ríndete.

—¿Rendirme ante una persona con semejante manicura? Jamás.

—¡Qué grosera! Bien, tú los has querido.

Lentamente Chi Chi Fu saca su iPhone 15, accede a la carpeta de música y le da al play… Lady Gaga cae al suelo, presa de violentas convulsiones, chillando y tapándose los oidos.

—Sabía que Slayer podría contigo, no ha hecho falta ni que me despeine. Hacer referencia a mi manicura ha sido un golpe bajo, ¡guarra!

Mientras ataba y amordazaba a Lady Gaga ha visto el maletín de maquillaje de ésta: seguro que tiene Rouge para las uñas, ¡por favor, por favor que sea de YSL!. Despacito y con miedo se acerca a él y lo abre, ¡sus ruegos han sido escuchados! Entre una cantidad ingente de potingues de lo más variados y estrambóticos, hay unos seis botes de laca de uñas y de YSL… bueno, no todos son Rouge, pero podrá hacer un esfuerzo.

Durante este tiempo los técnicos han despertado y ya están en sus puestos preparados para trabajar.

—Muchas gracias —le dicen—, nos ocuparemos de ella en cuanto terminemos.

—Ha sido un placer. Me tengo que ir, todavía tengo que arreglar un asuntillo antes de deleitarme con el concierto.

—Buena suerte.

—Gracias. Toby, deja de jugar que nos tenemos que ir.

La Tierra, Torremolinos, lugar del concierto, camerinos, 15 minutos p.m. antes de que comience.

De camino a los camerinos se ha acercado a un grupo de fans enfervorecidas, con las cuales ha dialogado durante unos minutos y que ahora la acompañan. Al llegar, llaman a la puerta; tampoco es plan de entrar en tromba, que es poco educado.

La cara de espanto de Biber y Bumbury no tiene parangón.

—Ya sabéis, el mal imitador de Jim Morrison es mío, el otro, todo vuestro.

Las fans enfervorecidas se abalanzan sobre el pequeño ruiseñor —por decir algo— canadiense, y se lo llevan arrastras.

—Bueno, bueno, querido Enrique, por fin me encuentro contigo.

—Por favor, por favor, no me hagas daño. Yo no quería, pero me han obligado han hacerlo, me amenazaron con tener que empezar a imitar a Mike Jagger.

—Hmmm, bien, entonces sólo será doloroso pero no cruel; además, se lo he prometido a alguien y tampoco tengo tiempo, que el concierto está a punto de empezar.

Dicho lo cual se acerca a él y quitándose uno de sus Manolos peep toes de trece centímetros —mucho más cómodos para ir de concierto—, le golpea en la cabeza con el tacón. Bumbury cae fulminado.

—¡Vaya cabeza hueca! Bueno, Toby, vámonos que nos perdemos el principio.

Al dirigirse a la zona vip del escenario pasa por delante de una montaña de peluches de conejitos rosas y ropa interior de toda índole. Bajo ella puede apreciar parte de la cabellera de Biber. Qué muerte más horrenda, piensa.

Una vez en su asiento, entra en éxtasis disfrutando del concierto: lo da todo, al menos ha tenido la suerte de oírles juntos por última vez. Raudales de lágrimas caen por sus mejillas.

Destructor imperial de la fuerza Andromedena, tiempo después cuando se ha recompuesto p.m.

Cuando por fin está de regreso en su nave, al entrar se encuentra una concentración de gente acampada en el hangar de naves. En un rápido vistazo ve que hay una gran variedad de pancartas, entre las que sobresale una en la que pone «MOVIMIENTO 15-O, estamos indignados».

—Kirk —grazna—, ¿se puede saber qué es esto?

—Comandante, verá… durante su ausencia la Confederación Galáctica ha decidido hacer un ERE. Alegan que no pueden mantener tantos soldados, que está cerca de la suspensión de pagos por la prima de riesgos… así que nos van a sustituir por androides.

—Si es que no te puedo dejar solo, que siempre me la lías. De verdadita, Señor, ¿qué he hecho yo para merecer esto?

Dicho lo cual, se dirige hacia los indignados.

—A ver, perroflautas…

Pero eso ya es otra historia.

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Comentarios

  1. levast dice:

    Siiiiiiií, después de haber sobrevivido al Apocalipsis era imperioso conocer las andanzas de Chi Chi Fu en las estrellas. Se ha convertido en una saga épica que ya trasciende géneros. Además, esta historia nos presenta un futuro lleno de optimismo, donde Búnbury y Justin Bieber tendrán una muerte dolorosa. Sin duda, hay esperanza en el mañana.

  2. laquintaelementa dice:

    Tú ya sabes que soy megafan de Chi Chi Fu… si me río más, me meo toa!! XDDDD

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