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Segundo por la izquierda

por

«Otro día de mierda para olvidar que se está acabando.»

La agente Harris llegaba tarde a la sala de reconocimiento de sospechosos y casi derramó los dos cafés sobre la señora Graham, la víctima de un atraco con violencia la tarde del día anterior.

—Muy amable por traerme un café —sonrió agradecida—. Ya han alineado a los sospechosos para la rueda de reconocimiento.

—Llámeme Julia —comentó la agente mientras sorbía el abrasador café—. Tómese el tiempo que necesite.

«Vaya chusma», pensó Julia Harris mientras observaba en la pantalla a los cinco arrogantes jóvenes. «No me lo puedo creer.» Clavó su mirada sobre el segundo sospechoso. «Maldita sea, es Aaron, mi puto hijo.»

—Tengo dudas entre el segundo por la izquierda y el último —señaló la señora Graham.

«Ésta me la pagarás. Con lo que me costó que te retiraran los cargos por el allanamiento del año pasado.»

—Ambos tienen melena oscura y tatuajes.

«Jodido niño incorregible. No volveré a creerme tus mentiras ni tus trucos como cuando anoche apareciste por casa a felicitarme el cumpleaños.»

—Estoy casi segura de que es el segundo…

«Te juro que te estrangularé con mis propias manos», se dijo Julia mientras apretaba el vaso de cartón que le quemaba los dedos.

—…pero definitivamente esa sonrisa con dientes picados del último sospechoso lo delatan.

«Cabrón con suerte. Cuando salgamos, no sé si te daré un beso o una bofetada.»

—Gracias por su ayuda. Ha sido un alivio que lo haya reconocido.

—Descuide, os tengo que agradecer a vosotros la atención —estrechó la mano de la agente Harris—. Preciosa pulsera.

—Es un regalo, ayer fue mi cumpleaños.

—Felicidades, es idéntica a una que me sustrajeron en el robo. Quien se la haya regalado tiene un gusto exquisito.

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