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San Sebastián de Garabandal, Cantabria

por & Tai y Chi Relato Bluetal

San Sebastián de Garabandal es una aldea de la Peña Sagra a orillas del río Vendul y rodeada de hayedos y robledos.

Para llegar a ella hay que ir por una carretera sinuosa de montaña, bastante mal conservada y difícil de encontrar. La verdad es que es un aldea que tiene poco que destacar, de esas que uno pasa de largo porque no presentan especial interés, tan sólo cuenta con un túmulo dolménico y alguna casona de pastoreo antiguo, es más ni siquiera su iglesia del siglo XVII es interesante.

Pero lo que hace de Garabandal un sitio interesante y digno de ser visitado es la historia de las apariciones marianas que allí acontecieron. Dos mil apariciones en diecinueve meses —casi todas en día 18—, a cuatro niñas: Conchita, Mari Cruz, Loli y Jacinta.

Primeramente se les apareció a las cuatro de la madrugada el arcángel San Miguel y aunque muchas de las dos mil apariciones posteriores las vivieron juntas, las terminaron progresivamente: Mari Cruz finaliza en septiembre de 1962, Loli y Jacinta en enero de 1963, y Conchita es la última que termina en noviembre de 19651. Al contrario de lo que pasó con otros niños que recibieron la visita de la Virgen, las niñas no ingresaron en un convento, sino que se casaron y formaron una familia residiendo en España o en Estados Unidos.

Entre todos los mensajes que la Santísima dio se encontraban dos importantes sucesos futuros de carácter mundial, únicos en la historia y previos al gran Castigo, a los que dan el nombre de «Aviso» y «Gran Milagro»2.

***

Es 18 de julio del presente año o de algún otro. Al entrar en el pueblo al dirigirte por la calle principal hacia la iglesia y desde ahí subiendo por la calle de la cuesta, se llega a la casona conocida como «la Torre» y junto a ella hay una típica casa de piedra, de tejado a dos aguas, tres plantas y balcón de madera. Lo que la caracteriza y hace diferente al resto de las casas de la aldea, es el trozo de madera que hay sobre la puerta de doble hoja de roble en el que pone «La Cabra Enroscada», pero sobretodo el bullicio de risas, voces y música que sale de su interior.

Al atravesar dicha puerta hay que estar preparado para lo que te puedes encontrar, porque estás adentrándote en esa cueva rural que es ese puticlub sin clase, con olor a humo de cigarros, fertilizantes naturales, humedad marina y sexo, mucho sexo, a veces bueno y otras no tanto.

Había sido el bar del pueblo y ahora era el lupanar, las paredes pintadas de rosa y con cuadros de todos los colores, tamaños y estilos, lámparas del siglo pasado y para dar el color local también había herramientas de trabajo colgadas detrás del camarero, azadas, picos, hachas y bastones, fotos de clientes, fotos de ovejas y de abuelas con vestidos desteñidos. El baño era pequeño y de estilo de pueblo, sencillo y blanco de loza y por supuesto, siempre limpio, porque el club podía ser cutre y guarrete, pero en los baños podía beber sopa.

La barra del bar de madera oscura, de buena calidad pero ajada, antigua, con historia, traída desde los montes más cercanos hacía ya veinte años y allí estaban, los parroquianos de siempre, en el mismo rincón al fondo de la barra, como todas las noches de lunes a domingo: Raúl, Franfi, Isvan y Rosber.

Raúl era el rarito del pueblo, siempre de negro, pelo largo, listo y pedante como él solo, capaz de deleitar a las putas del lugar con poesía del siglo XIX y beber whisky como un mulo psicópata, poseedor de la única web del pueblo como fan de Warhammer 40000 y con diez visitas al día. Tan dura era su coraza como blando era su corazoncito y allí estaba, gritando a sus compañeros de farra y gesticulando al cielo.

Estaba también Franfi, ex rapero y guaperillas del pueblo. Durante una temporada vivió en la ciudad como un urbanita más y volvió tan rápido como se fue, algo no le gustaría, pero ahora con un cubata en la mano y un cigarrillo en la oreja era capaz de hacer el fontanerito cachondo como nadie, o sea bajarse los pantalones hasta los tobillos y bailar enseñando la raja del culo, eso cuando no estaba perdiendo su mano entre la falda de una meretriz o pellizcando algún pezón. Gritaba sobre cine, política y sexo y casi siempre tiene razón.

Isvan era un actor de provincias, famosillo en su momento, gracioso a rabiar, con una verborrea mareante y con un gusto por el whisky idéntico a los amigotes de puti, igual te recitaba a Shakespeare que a Chiquito de la Calzada. Coleccionista de muñequitos y don Juan empedernido, vamos que era el único que frente a una puta la cortejaba y enamoraba, con la mofa que eso le acarreaba entre sus compinches.

Rosber era un hombre sencillo, inteligente, callado y meditabundo, con gran corazón y un gusto exquisito por el whisky, agarraba el cubata como si le fuera la vida en ello, como arma arrojadiza o como receptáculo de su alma. Capaz de desmayarse en la barra del bar, en el camino de tierra hacia su casa o subido a su tractor, sin motivo claro ni aparente, pero siempre gracioso, sus compañeros siempre estaban a su lado para levantarle y por supuesto para reírse con él.

También y como siempre, el camarero era su nexo de unión, bueno, camarero y dueño del puticlub: Israel, bajito y con un malhumor escandaloso siempre que no podía dormir la siesta, siempre de buen humor, perilla de moderno y gafas de pasta. Se decía que había regentado otro club en Barcelona, otros decían que había estado en Ámsterdam, pero todos coincidían en que era persuasivo y diligente, si no ibas al club te llamaba por teléfono o iba a buscarte a tu casa, ¿buen empresario o buen amigo? El caso es que nadie sabía por qué había acabado en un pueblo como este en un puticlub de mala muerte. Tenían un grito de guerra que siempre aparecía a partir del tercer cubata:

—¡Hay que comer más culos! —y todos levantaban la copa y brindaban con una sonrisa en la cara.

Un caso aparte era el caballero del final de la barra. Llevaba dos semanas en el pueblo, venía de la ciudad y en ese tiempo se había acostado con la mitad de las féminas del pueblo y eso incluía desde adolescentes hasta señoras de sesenta años, incluso algún señor agricultor y pastor de ovejas. El tipo era un poco extraño, con una pinta de macarra de barrio que se le veía desde kilómetros.

Se había hecho famoso por un caso muy extraño ocurrido hacia unos meses, había sido secuestrado por tres mujeres para ser violado y vejado durante días y el muy cabrón a la semana había logrado deshacerse de sus ataduras y darles agua, pan y polla durante otra semana. La policía había llegado y detenido a todo el mundo, pero al final como no había habido denuncias de ningún tipo el caso se había sobreseído y todo por culpa de una web que se llamaba follamemacarrademierda.com y allí estaba con su cigarro medio consumido en la boca y ese cubata siempre lleno en la mano callosa, con sonrisa maliciosa y mejor humor.

Las putas eras las de siempre, Svetlana, Andrea, Ivana y Mariela, rumanas, guapas, simpáticas y jóvenes, también engañadas y con pocas luces. Habían venido con una mafia de su país creyendo que iban a trabajar de camareras, empleadas del hogar o de limpieza de calles, luego se habían visto encerradas en un tugurio de Cáceres, pegadas y maltratadas, todo había cambiado cuando apareció en sus vidas la actual madam del club.

Sentada junto al macarra se encuentra una mujer de belleza tan espectacular,  que hace daño a la vista, que hace que los ojos se nublen, que te den vahídos, que te palpite el corazón de manera desbocada cual fumador de 4 cajetillas de ducados que sube el Tourmalet. Su belleza, provoca a aquellos que la ven por primera vez que se desencaje la quijada y se pierda la razón. Es alta, de curvas sinuosas, con unas piernas largas como la vida enfundadas en medias de rejilla, unos pechos turgentes que te hablan, un pelo espectacular. Pero lo que hace perder la cabeza, que se pierda la razón, que se pierda el ser y el estar, es su boca, una boca pintada de un rojo intenso, de labios perfectos, que han llegado a provocar la caída de imperios, de gobiernos e incluso la destrucción de planetas y galaxias.

Se nota que ella sabe de su atractivo, que le gusta ser observada, cada gesto, cada movimiento de sus manos, de su pelo, de sus ojos lo hacen saber.

Acercándose chulescamente a ella, como solo un macarra de barrio pasado de vueltas, de rosca y de todo, sabe hacerlo, posa suave pero firmemente su mano sobre su esplendoroso culo y le dice:

—Querida, nunca pensé que llegaría a conocer a alguien como tú a través de follamemacarrademierda.com.

—Mmmmm, la vida está llena de sorpresas insospechadamente insospechadas. ¿Eso es tu paquete de tabaco o es que te alegras de tocarme?

—Me encanta que seas tan directa…

***

Mientras en algún otro lugar…

Cuando sus pies tocan el suelo descubre el frescor y la suavidad de la hierba, los pequeños granos de arena debajo de ella, y esa suave brisa que viene del mar le llena las fosas nasales agradablemente.

Alza las manos al cielo, sonríe y llena sus pulmones de aire reparador, rayos de luz multicolor salen de detrás de su cabeza, se dispone a proyectar con toda su poderosa voz las palabras llenas de su verdad absoluta y de mensajes para sus súbditos. En ese momento abre los ojos…para descubrir que allí no hay nadie, bueno, dos ovejas que la miran mientras pastan tranquilamente la hierba fresquita, que la miran, se miran y siguen masticando tranquilamente.

Baja los brazos lentamente y no puede reprimir una mueca de desagrado, tanto tiempo preparándose para ese momento y es de noche, dos ovejas la contemplan y la luz más próxima parece estar a un par de kilómetros bajando la colina.

Desde que supo que tenía que aparecerse se había preparado a conciencia, se había alisado el pelo, cortado las puntas, se había hecho la manicura, cremita para las manos y la cara, no había dejado que su piel se tostara de ninguna de las maneras, su piel tenía que estar perfecta, se había aprendido las palabras de memoria, con cierta entonación, con ritmo, con una musicalidad estupenda y ahora solo la miraban dos aburridas ovejas.

Pero, ¿se ha equivocado de sitio? ¿O se ha equivocado de hora? Más vale que esté en el sitio adecuado o va a partir el cielo a relampagueos, mira hacia el mar, después hacia el cielo y un segundo después hacia la luz más próxima, cree leer un rótulo que dice «La Cabra Enroscada». Acto seguido se remanga la túnica y se dirige andando hacia la luz, dos minutos después y habiéndose dado cuenta de lo cansado y difícil que es andar, sus labios susurran:

Taktu mig til fjandans ljósi3.

Ipso facto está dentro de la casa, dentro de una habitación, ¡dentro de un armario! Y es un armario pequeño y maloliente.

Ríða öllum4.

Se quita de la cara la túnica que con el viaje se le ha dado la vuelta y no ve un pepinillo sideral, se alisa el vestido contra su cuerpo ahora nervioso y cuando por fin sus ojos se habitúan a la poca luz roja que hay afuera, empuja con convicción la puerta del armario, adopta su pose con los brazos en alto y proyecta con vigorosidad las palabras verdaderas:

Kæru bræður, biðja fyrir syndara! Kyssa jörðina í yfirbótar fyrir syndara! Opna augun og hjarta yðar til ljóssins og kærleika, heyra boðskap heilags!5

Cuando termina henchida de orgullo por el trabajo bien realizado abre los ojos y allí están: una chica con los ojos abiertos como platos, a cuatro patas desnuda y un hombre con los riñones encogidos, la verga escondida en algún rincón de la mujer y los dedos de los pies retorcidos, aullando como un lobo y con la cabeza estirada hacia atrás como un pato:

—Ahhhhhhhhhhhhhhhh, Svetlana cabritilla mía, que me corro toooooooooooooo, ains…

La imagen es grotesca hasta para la fulana rumana, curtida en mil batallas: una señora ha salido del armario vestida como la Virgen, ha gritado unas palabras ininteligibles mientras rayos de luces multicolores salen por detrás de su cabeza, el maromo dándole golpes de riñón por detrás como si se tratara de un mulo en celo. Un segundo después se miran desconcertados, él después de su orgasmo se ha encogido entre las sábanas y se agarra a sus caderas como pegamento, ambos tiemblan.

Svetlana ha visto de todo, y le han pedido de todo, pero ahora no sabe qué hacer o qué decir, se ha quedado petrificada y todavía permanece con el culo en pompa. El labriego en ciernes se ha caído al suelo, se le ha salido el condón que ha volado por encima de los dos para alojarse encima de la cómoda, con el golpe ha movido la alfombra del Ikea, que ha tirado la lámpara de pie, que ha roto la ventana en mil pedazos y los cristales has salido volando por toda la habitación.

La Virgen se echa las manos a la cabeza y susurra cosas ininteligibles, enfadada sale de la habitación levantando las piernas como si estuviera desfilando, por fin se ha dado cuenta que levantarse la túnica ni es cómodo ni práctico, pero si glamuroso le dice una voz en su cabeza.

Recorre todo el pasillo mientras Svetlana, todavía desnuda asoma el hocico por la puerta para ver por dónde se ha ido la señora rara, que ya ha doblado la esquina y se dirige a las escaleras que la llevan hacia abajo. Unos metros después aparece en medio del bar, con los parroquianos, con las putas, con el sombrío ambiente lleno de humo, olor a bebidas alcohólicas y otra señorona al fondo que la mira frunciendo el ceño y con los brazos en jarras.

Si más preámbulos, se dirige a la barra, se sienta en el banco de madera mugriento y pide una cerveza:

Bjór… og quickie6.

Todos los parroquianos la miran extrañados, todos menos uno, un macarra al final de la barra que le guiña un ojo.

—Por el aspecto físico que presenta la fémina que acaba de aparecer ante nosotros, creo poder afirmar, que se trata de un espécimen nórdico. Casi aseguraría que concretamente de la región de Hafnarfjörður —Raúl dixit.

—Creo que debería hablar con ella —Isvan dixit—. ¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla más pura la luna brilla y se respira mejor? Jarl, condemor.

—Nonononono —Franfi dixit mientras sentado en una banqueta se balancea abrazado a su pierna—. ¡Me la follo!

—… —Rosber no dixit, mientras agarra con fuerza su peloti.

—¡Gañanes! —Chi Chi Fu dixit entre dientes.

Viendo que se le va de las manos porque lo que ve en los ojos de esos hombres —aparte de que el macarra debe tener algo metido en uno de ellos porque no deja de guiñarlo— la Virgen alza las manos al cielo, sonríe y llena sus pulmones de aire viciado, rayos de luz multicolor salen de detrás de su cabeza, se dispone a proyectar con toda su poderosa voz las palabras llenas de su verdad absoluta y de mensajes para sus súbditos. Abre los ojos…para descubrir que los parroquianos la miran mientras beben tranquilamente, que la miran, se miran y siguen bebiendo tranquilamente sin asomo de sorpresa en sus ojos.

—¡Oh, ese es el típico truco de halos de luz proyectados que suele hacer David Copperfield! —Raúl dixit.

—Te equivocas, es de Dynamo. Lo he visto en un documental que echaron el otro día después de los Alienígenas Ancestrales en Xplora. Además, he leído sobre ello, y resulta que lo hacen… —el camarero dixit.

þetta gerir er bara óþolandi!7 —ella dixit gritando.

Ég skil kæri. Þeir eru óþolandi með Attention Deficit kynnt. Ég held að það var eitthvað sem kastaði vatni þegar þeir voru ungir Bandaríkjamenn8 —Chi Chui Fu dixit ante la sorpresa de ella y dejando boquiabiertos a ellos—. Sí, ¿qué pasa? Sé islandés, así que cerrar el pico. Vinsamlegast kæri, áframhaldandi hvað þú hefur að segja þar sem það virðist mjög áhugavert. Ég þýða þar sem þessi cenutrios hafa ekki hugmynd um hvað þú ert að segja9. A ver, señores, cierren el pico y escuchemos el mensaje que ha tenido a bien traernos.

—Pero…

—¡Cierra el pico, Israel! ¡Y como sigas mirándole el culo te voy a meter!

Así pues, levantando los ojos hacia el cielo y abriendo los brazos, la Virgen dice:

Það er engin tilfinning, það er friður, Það er engin fáfræði, það er þekking. Það er engin ástríða, það er æðruleysi. Það er engin ringulreið, það er sátt. Það er engin dauði, það er afl.

—«No hay emoción, hay paz. No hay ignorancia, hay conocimiento. No hay pasión, hay serenidad. No hay caos, hay armonía. No hay muerte, está la Fuerza.»

—¡Uy, uy, uy, yo lo sé, yo lo sé! ¡Es de Star Wars, es lo que dice el Maestro Yoda! —dice Mariela emocionada, mientras da saltitos y palmaditas—. ¿Qué pasa? ¡Aunque sea puta no significa que no sea tan friki como vosotros! —dice ante la cara estupefacta de los presentes.

—No estamos en un concurso, Mariela, no hay que adivinar nada. ¿Podemos centrarnos para que esto acabe rápido y volvamos al tajo?

—Perdón.

Við verðum að gera margar fórnir, framkvæma mikið yfirbót. Við verðum að fara á alhelga oft. En við verðum að vera mjög góður. Ef við gerum ekki við komið refsingu. Er nú þegar að fylla bikarinn, og ef við ekki breytt, munum við koma stór refsingu.

—«Hay que hacer muchos sacrificios, mucha penitencia. Tenemos que visitar al Santísimo con frecuencia. Pero antes tenemos que ser muy buenos. Si no lo hacemos nos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa, y si no cambiamos, nos vendrá un castigo muy grande.»

—¿Pero eso no es lo que le dijo la Virgen a una de las niñas cuando se apareció en la colina? —dice el parroquiano que estaba con Svetlana mientras baja las escaleras, recomponiéndose la ropa.

—Yo no entiendo nada —dice Ivana.

—Nonononono —Franfi dixit mientras sentado en una banqueta se balancea abrazado a su pierna—. ¡Me la follo!

Yfirgefa bannað og verður besti guðrækinn, þegar þú ert ánægð með að næring sem Allah hefur gefið þér verður ríkasti allra manna, að vera góður við náunga þinn og þú verður að vera sannur trúmaður, óska öðrum það sem þú vilt fyrir þig og það verður að vera einlæg múslima, og ekki hlæja mikið, örugglega hlæja lengi líf hjarta í burtu.

—«Abandona lo prohibido y serás el mejor adorador; cuando estés satisfecho con el sustento que Allah te ha dado serás el más rico de toda la gente; sé bueno con tu vecino y serás un verdadero creyente; desea para los demás lo que deseas para ti mismo y serás un musulmán sincero; y no te rías mucho, porque ciertamente reírse mucho hace quita vida al corazón.»

—¿Y ahora por qué mete una de las enseñanzas del profeta Mahoma? —dice Raúl—. Ésta es una de las que dio para buscar un camino en nuestra relación con la sociedad y que…

—Mira que puedes llegar a ser cansino, querido —le espeta Chi Chi Fu.

Sérhver maður hefur atkvæði, rétt á að ferskum ákvæði eða sterkum liquors, og ef þú ert, getur þú notað þær að vild , nema í tímabil skorturinn eða til góðs allra. Halda byssunni hreint og passa fyrir bardaga saber. Börn og konur eru ekki leyfðir á bátnum. Það að hoppa skip eða dvelja læst í bardaga skal refsað með dauða eða brottflutning. Tónlistarmennirnir verða að hvíla á laugardag.

—«Todo hombre tiene voto; tiene derecho a provisiones frescas o licores fuertes, y si le corresponden, puede usarlos a voluntad, salvo en periodos de escasez o por el bien de todos. Mantener la pistola y sable limpios y aptos para el combate. No se permiten niños ni mujeres en el barco. Los músicos tienen que descansar el sábado.»

—Son los puntos I, V, VI, y XI del código Pirata —afirma Rosber ante la sorpresa de todos al oír su voz tras meses de silencio.

Ekki fullnægt og hefur ekki verið kunngjört skilaboðin mín frá…

—Querida, querida, disculpa un momento. Creo que tienes un cacao de toma pan y moja. Estás mezclando conceptos y ciertamente no nos queda muy claro qué es lo que nos quieres decir. Eso, o es que se te ha ido la olla.

—Querida, nos tienes ojipláticos a todos y con una duda, ¿cómo un bellezón como tú ha llegado a aprender un idioma como el islandés y saber tantas cosas? —dice el macarra mirando a Ch Chi Fu.

—¿Me estás diciendo que por ser espectacularmente bella y atractiva he de ser idiota? —contesta Chi Chi Fu roja de rabia e indignación con los brazos en jarras—. ¿Quieres probar a Leñoso, Largo y Peligroso?

—No, no, no, por favor. Simplemente me sorprende, porque da la impresión que has vivido mucho.

—Mmmm, sería largo de contar pero para resumir sin dejaros con la duda, digamos que tuve que salir precipitadamente de Las Vegas. Iba con unos amigos y acabamos perdiéndonos en el desierto, afortunadamente nos rescataron unos militares que sorprendidos que hubiésemos sobrevivido a lo acontecido nos llevaron a su base 51 para hacernos unas pruebas.

—¡Hostia puta! —dice Franfi.

—Digamos que por ciertas habilidades conseguí escapar de la sala de pruebas, llegué a los hangares y allí había una nave, que por casualidades de la vida y otras cuestiones, sabía pilotar. Huí en ella y cuando estaba en el espacio meditando dónde ir mientras me pintaba las uñas del rouge que siempre llevo en el bolso…

—¡Eres divina! —aduce Isvan.

—Antes muerta que sencilla, es mi lema. Pues eso, que mientras me pintaba las uñas apareció una de las naves asgardianas que nos vigilan desde el lado oculto de la Luna. Así que tras unas conversaciones y cuestiones diversas pues me quedé una temporada con ellos. Y más o menos eso es lo que pasó.

—¡Ay! ¡Te adoro!

De repente la puerta de entrada se abre con un golpe seco dando paso a cinco figuras por la puerta, son tan altos que casi tienen que agacharse para no darse en la cabeza con el cerco. Llevan abrigos negros hasta los tobillos y sombreros de los años cuarenta calados hasta las orejas, la penumbra del ambiente no deja adivinar sus caras, sólo se vislumbra el brillo antinatural de sus ojos amarillos.

Se acercan pausadamente hacia la Virgen, saben que son observados, que despiertan inquietud, que nadie se atreverá a plantarles cara o ni tan siquiera dirigirles un hola. Saben que ella está sola, así que obviamente tienen las de ganar. Se nota que el que lleva la voz cantante, el líder, el jefe es el que va en cabeza de todos ellos y es el que se planta delante de la Virgen y la agarra del cuello sin mediar palabra:

—Sucia asgardiana, ¡te vamos a reventar! ¿Cómo se te ocurre aparecerte en nuestro territorio? Os dijimos en el reparto 2008 que España que era nuestra para exprimirla hasta nuevo aviso, y no vamos a permitir injerencias por vuestra parte. ¿Qué demonios haces aquí?

Los parroquianos, putas, guarro de internet y la sublime Chi Chi Fu se han quedado de piedra, nadie mueve un músculo ni siquiera pestañea, a alguien se le ha caído un pedo pero nadie busca culpables, solo hasta que el horrendo olor llega hasta los parroquianos que empiezan a toser, llorar y descojonarse mientras se señalan con el dedo.

Otro de los misteriosos hombres se acerca a ellos diciendo:

—Como se os ocurra abrir alguno vuestras apestosas bocas, vais a sufrir de tal manera que deseareis no haber nacido.

El guarro de internet se echa la mano a la chupa de cuero asquerosa y roñosa que lleva puesta siempre y saca con una mano una navaja, de las que llamaban en los ochenta «mariposa» y con la otra mano saca un pene negro que parece metálico y lo pone encima de la barra.

—Oídme mierdecillas, aquí nadie amenaza a los colegas sin mi consentimiento. ¿Qué os habéis creído?

Su mirada es amenazante y los músculos del cuello se tensan con cada una de sus palabras.

Raúl, que no ha perdido comba de todo, pregunta ensimismado:

—¿Eso no es un vibrador x2000? No me jodas tío, ¿llevas eso siempre encima? ¿Es de goma, de cuero o de metal? Creo que fue inventado por los coreanos y lleva un chip que permite…

Franfi emocionado le corta:

—Coño, pues será de cuero o de metal de ese negro que venden en la teletienda de madrugada. Es para masoquistas de esos, fijo que vale una pasta. Oye, ¿se puede lavar? ¿Y el puto chip qué hace? ¿No será de esos que te controlan como los del puto gobierno? Vamos, es pura curiosidad, no que quiera uno.

Isvan, que ha dejado el cubata apoyado en la mesa comenta:

—Chari, la del pajar, tenía uno de esos y un día se le quedó metido en el culo. La tuvimos que llevar a urgencias en el motocarro del párroco Juan… qué gritos pegaba la jodía. Pero la cogí de la mano durante todo el camino y le conté aquella historia tan romántica que tuve con una ucraniana en un atardecer encima del puente de Carlos en Praga y…

—Joder, pero gritaba porque le gustaba más que a un tonto un lápiz. La tía cuando llegamos al hospital se lió a guantazos con los enfermeros para que no se lo quitaran. La engañaron al final diciendo que se lo cambiaban por una exploración anal semanal —dice Rosber.

El guarro de internet, con los ojos hinchados en sangre, mitad por el alcohol ingerido, mitad por la excitación del momento, pregunta:

—¿Se lo cambiaron por una exploración anal semanal? Joder, qué suerte tienen algunos.

Israel, el camarero, que mientras el tiempo ha ido pasando ha sacado de debajo de la barra una escopeta de cañones recortados y la tiene amartillada debajo, continúa con la historia:

—Nada, la engañaron. Menudo disgusto tuvo durante un mes, hasta que le regalamos un kit completo de masturbación que compramos por internet de una página de Ámsterdam, Flugegegeimen Club. Doscientos euros del ala nos costó la broma. Eso sí, la chica agradecida de por vida: a mí me trae las lechugas y los pepinos fresquitos fresquitos y a estos les limpia la casa de vez en cuando.

Los cinco hombres misteriosos anodadados se miran entre ellos:

Ĉu vi estas tiel surprizita, kiel mi estas? Eniru stranga raso … kaj portis bonan tempon kun ili kaj ili ne komprenas okazas10.

Jes, mia tiuj hispanoj min freneza. Neniam sciis kie eliri11.

Chi Chi Fu, que mientras todo esto pasaba se ha ido moviendo lentamente hasta situarse en la parte de atrás de la barra. Una vez allí se agacha despacio para no poner sobre aviso a los visitantes y recoge su estola en forma de hurón supersuavecito para que no la pique, su palo de hockey Leñoso, Largo y Peligroso. Se incorpora lentamente, y susurra a Israel que ha seguido todos sus movimientos, sin mover una pestaña o desviar una mirada para que no les pillen:

—¿Te acuerdas del capítulo de Alienígenas Ancestrales que vimos el lunes?

—Mierda, ¿son ellos?

—Ajá.

Con movimientos de ninja aprendidos junto al maestro Yao aparece por detrás de uno de los visitantes y le atiza un golpazo en la cabeza con Leñoso, Largo y Peligroso de agárrate y no te menees, haciendo que el sombrero caiga y todos vean que esconden debajo: una cara verde con escamas y grandes ojos amarillos.

Mientras Chi Chi Fu así actuaba, Israel, sacando la escopeta de detrás de la barra, grita:

—¡Reptilianos! ¡Es la hora de partir culoooooosssssss!

Y dispara su recortada de doble cañón.

—Lo vi el otro día en Discovery Max en un documental, nos quieren comer y follar, o follar y luego comernos, bueno no sé el orden, pero resulta incómodo y asqueroso —dice Andrea mientras se agacha para esquivar las balas.

Todo se precipita en pocos segundos, el reptiliano del sombrero ladeado golpea con fuerza en la cara de Chi Chi Fu que recula un par de metros acercando sus dedos de perfecta manicura hacia su estola, y en la nariz del hurón dice:

—Missy, Missy…

El hurón abre los ojos y muestra sus mortales colmillos retráctiles de adamantium y se lanza cual flecha de Robin Hood al cuello del reptiliano. Al tiempo, el macarra grita de furia y se abalanza contra el verde más cercano —que se ha girado hacia Chi Chi Fu con aviesas intenciones— blandiendo la mariposa y el pene de metal negro. Un segundo después de la garganta del reptiliano sólo sale una sangre verde y espesa y ahora el vibrador esta incrustado en la oreja. Por supuesto cae redondo con cierta cara de estupidez, mientras apenas le da tiempo a pensar:

—¡Pero qué cojones…!

—Gracias querido, ha sido todo un detalle, ¡mi punisher! —dice Chi Chi Fu mientras se funde en un abrazo con el macarra… beso de tornillo y lengua incluido.

Los demás reptilianos reaccionan con la violencia esperada: uno de ellos saca una especie de arma de la que sale un chorro de fuego que todo lo quema instantáneamente. La barra del bar empieza a deshacerse poco a poco. Israel carga su arma y deja que dos cartuchos con ochenta bolas de acero arranquen de cuajo el brazo del que tiene más cercano, Svetlana y Mariela se abalanzan hacia el ya manco y le acuchillan sin piedad, han sacado sus navajas de los ligueros y están haciendo buen uso de ellas.

Raúl se levanta, coge dos botellines de cerveza, los estrella contra la barra y los blande delante de la cara.

—Por fin un poco de acción, mañana escribiré sobre ello.

Y dando un salto de rana como si fuera un gato salvaje poseído, clava sin parar los botellines rotos en el cuello y cara del reptiliano, mientras Isvan saca un machete de campo y destripa con celeridad el estómago del mismo bicho… Tripas y sangre verde lo ponen todo perdido, y aunque se defiende con uñas y dientes sólo hiere a ambos superficialmente.

—Y yo lo recitaré amigo mío —responde Isvan entre gritos de loco poseído.

Rosber le ha metido los dedos en los ojos al otro mientras le mira con terror, parece que no quiere luchar pero algo más allá de su humanidad y consideración le dice que mate, destripe, arañe y saque los ojos de aquel ser abominable que tiene delante de él. Franfi aprovecha el momento y coge la cadena que lleva siempre consigo atada a su cartera y lo estrangula con todas sus fuerzas al mismo tiempo que le grita:

—¡Extraterrestre de mierdaaaa!

Chi Chi Fu termina con su agonía quitándose un zapato y clavándole en medio de la cabeza su tacón de aguja, rápido, glamuroso y precioso final.

—Lástima de Jimmy Choo, espero que esta mierda salga.

Entre tanta sangre, violencia, golpes, fuego y exabruptos, la Virgen asgardiana se ha mantenido sentada en la barra del bar con la cerveza en la mano y sin moverse en absoluto. La escena la ha bloqueado por completo.

Un minuto después están todos en la calle viendo como su lugar de esparcimiento y lupanar favorito, por no decir único, se quema hasta los cimientos.

Cinco reptilianos permanecen dentro, muertos y bien muertos: Israel se ha encargado de rematarlos con la escopeta. Todos ellos están heridos, pero lo que más les ha dolido ha sido esa intromisión en su intimidad, esa intromisión en su vida tranquila.

—Pues yo me he quedado con una escama —dice Raúl.

—Yo tengo una oreja —dice Isvan.

—Yo he guardado un dedo para llevármelo a casa —dice Franfi.

—Yo tengo este sombrero, es muy elegante —dice Rosber mientras se lo pone orgulloso.

—Cabrones yo me he quedado sin bar. Bueno quizás sea momento de volver a Ámsterdam.

—De eso nada monada —dice Svetlana—: tú te quedas aquí conmigo y aunque sea llevamos al monte unas vacas y las ponemos a pastar. Harás de mí una mujer decente.

Las demás chicas están sentadas en el suelo y se abrazan aliviadas.

La Virgen los mira a todos, levanta los brazos hacia el cielo, vuelven a salir rayos multicolores detrás de su cabeza y cuando va a comenzar a hablar, Chi Chi Fu le pone una mano en el brazo.

—Cariño, si quieres decir algo deja el teatrillo para otros, nosotros, como has comprobado, somos gente de mundo y hemos visto de todo.

La Virgen se encoge de hombros y dice:

Takk fyrir hjálpina, sem þeir hefðu drepið mig. Nú þú hafa a vandamál með þeim en við munum hjálpa þér, við erum skuldsett fyrir að frelsa mig. Ég óttast að hugsa hvað hefði gert mér!12

El macarra, que se está limpiando la cara y las manos de la sangre verde de los reptilianos, mira a Chi Chi Fu: le guiña un ojo y la coge por la cintura acercándola a él mientras dice:

¿Y ahora qué?

***

—Querida, cuando antes te has referido a Leñoso, Largo y Peligroso, ¿a qué te referías? ¿A alguna parte de ti a la que llamas así?

—Querido, veo por donde vas, y espero que no insistas.

—¿Por qué no?

—Porque en realidad no soy morena natural.

—No importa, quiero saberlo. Me pone saberlo.

—Y además fumo. Fumo como un carretero.

—A mí no me molesta, yo también. Y además llevo slips, no gayumbos. Suelo decir que es porque son más masculinos, pero en realidad es porque me gusta ir recogidito.

—Y tengo un pasado muy agitado. Yo… he visto cosas que no creerías: naves de ataque en llamas más allá de Sirio. He visto rayos V brillar en la oscuridad cerca de Torrehong… Todos esos momentos que se perderán como lágrimas en la lluvia… básicamente porque mi memoria ya no es lo que era.

—Te perdono. Tampoco es que mi vida haya sido un dechado de virtudes.

—Y nunca podré tener hijos.

—Recuerdos. Hablas de recuerdos. Los adoptaremos.

—¿Pero es que no me comprendes? ¡Soy… !

—Nadie es perfecto.

Y mientras el Lamborghini rosa fucsia, edición limitada Barbie con cristales de Swarovski, se pierde hacia el horizonte, el cielo se tiñe de carmín dejando a sus espaldas un pueblo arrasado, un puticlub en llamas y un conflicto interestelar en ciernes.

—Por cierto, querida, ¿y si montamos la web de todolomo.com?

***

Mientras en la colina donde las cuatro niñas hablaron con la Virgen Santísima, se ve de repente iluminada por una luz resplandeciente y cegadora de la cual emerge la figura de una mujer vestida con una túnica blanca y un manto azul sobre los hombros…

  1. Ocasionalmente, alguna otra persona vio alguno de los fenómenos. Entre ellos cabe destacar al Padre Luis Andreu S.J., que falleció inesperadamente al día siguiente de su visión, y el Santo Padre Pío que conoció los acontecimientos de Garabandal por vía sobrenatural desde su convento en el sur de Italia. Volver
  2. Para más información al respecto: www.garabandal.org.es. Volver
  3. «Llévame a esa puta luz.» Volver
  4. «Me cago en todo.» Volver
  5. «¡Queridos hermanos, rogad por los pecadores! ¡Besad la tierra en penitencia por los pecadores! ¡Abrid los ojos y vuestros corazones a la luz y el amor, escuchad el mensaje del Santísimo!» Volver
  6. «Una cerveza… y rapidito.» Volver
  7. «¡Esto es simplemente intolerable!» Volver
  8. «Te entiendo querida. Son insoportables con el déficit de atención que presentan. Creo que fue por algo que echaron en el agua los americanos cuando eran pequeños.» Volver
  9. «Por favor querida, continua lo que tengas que decir puesto que parece altamente interesante. Yo te traduciré puesto que estos cenutrios no tienen ni idea de lo que dices.» Volver
  10. Idioma intergaláctico: «¿Estáis tan sorprendidos como yo? Vaya raza más extraña… llevo ya un buen rato con ellos y no entiendo qué les pasa.» Volver
  11. «Sí, a mí estos españoles me vuelven loco. Nunca sé por dónde van a salir.» Volver
  12. «Gracias por ayudarme, me habrían matado. Ahora tenéis un problema con ellos pero nosotros os ayudaremos, estamos en deuda por haberme salvado. ¡No quiero ni pensar lo que me habrían hecho!» Volver

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